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Hipertensión felina

Foto de gato en la clínica veterinaria Santa Eufemia siendo controlado en un tensiómetro especial para gatos.

Los gatos, al igual que las personas, pueden sufrir hipertensión (elevación de la presión arterial). El problema es que muy pocos propietarios son conscientes de ello. Es una patología que, con frecuencia, se denomina «el asesino silencioso», ya que no se muestran signos precoces que nos avisen, y es relativamente frecuente en gatos de mas de 7 años.

Podemos considerar que un gato padece hipertensión cuando presenta unos valores superiores a 160/100 mmHg.

La hipertensión felina es, en general, consecuencia de otra enfermedad (hipertensión secundaria), aunque ocasionalmente puede aparecer en el gato también la hipertensión primaria, sin que exista ninguna otra enfermedad de base.

    Las enfermedades más comunes que causan hipertensión secundaria en el gato son la insuficiencia renal crónica y el hipertiroidismo (exceso de actividad de la glándula tiroides). Otras causas menos frecuentes de hipertensión secundaria son la acromegalia (debida a un tumor que produce cantidades excesivas de hormona de crecimiento) y la enfermedad de Cushing, en la que el organismo produce una cantidad anormalmente elevada de corticoesteroides debida a la existencia de un tumor en las glándulas adrenales o bien en la hipófisis, también llamada glándula pituitaria.

Consecuencias de la hipertensión:

La hipertensión es perjudicial para el organismo, afectando principalmente a los siguientes órganos:

-Ojos:  La hipertensión puede provocar hemorragias, desprendimiento de retina, e incluso llegar a provocar una pérdida completa de visión.

-Cerebro y sistema nervioso:  Las hemorragias en este área pueden provocar síntomas neurológicos como comportamientos extraños, marcha tambaleante, e incluso demencia y coma.

-Corazón:  La hipertensión mantenida dificulta el trabajo del corazón y en casos muy severos esto produce fallo cardíaco congestivo que suele manifestarse con problemas respiratorios, letargia (disminución muy acusada de la actividad) y somnolencia.

-Riñones:  La probabilidad de sufrir una insuficiencia renal crónica sería mayor en los gatos con hipertensión, y también la agravaría en los casos en que existiera anteriormente.

Síntomas clínicos:

Puesto que en el gato la hipertensión es en general consecuencia de otra enfermedad de base, los animales afectados pueden presentar síntomas relacionados con la enfermedad subyacente; por ejemplo, en el caso de los gatos hipertensos por hipertiroidismo, la pérdida de peso y la hiperactividad suelen ser lo más llamativo.

En otros pacientes, los síntomas son tan vagos e inespecíficos que el propietario no solicita atención veterinaria hasta que el gato no manifiesta signos de hemorragia intraocular o ceguera súbita.

El diagnóstico precoz es fundamental para poder controlar y minimizar las secuelas en la capacidad visual y en la funcionalidad de otros órganos que, a menudo, se hacen permanentes.

Algunos animales con hipertensión se muestran deprimidos, decaídos y rehuyen el contacto con sus propietarios; el tratamiento de la misma suele redundar en una clara mejoría del comportamiento del gato.

Diagnóstico:

Se debería sospechar de hipertensión en cualquier gato que presente insuficiencia renal crónica, enfermedad cardíaca o hipertiroidismo. La hipertensión puede ser la causa de ceguera súbita y de otros problemas de visión. Los animales mayores son más propensos a padecerla.

Existen diversas técnicas y equipos que permiten medir la presión arterial. El equipo de medición es muy similar al que se utiliza en medicina humana, con un manguito inflable que se coloca alrededor de una pata delantera o en la cola.  La toma de tensión es totalmente indolora y la mayoría de los  gatos la tolera perfectamente, se realiza con el animal despierto, en una mesa de exploración y en un ambiente relajado durante unos diez minutos aproximadamente. A partir de los 7 años las mediciones se deben hacer al menos una vez al año.

Foto: Orson, durante su medición en nuestro centro.

El examen detallado del ojo es también muy importante, puesto que los problemas que afectan a la visión son muy comunes en los gatos hipertensos. Generalmente ambos ojos están afectados, aunque las lesiones pueden ser mas graves en uno de ellos.

Cómo actuar ante un gato hipertenso:

Debemos plantearnos dos objetivos fundamentales:

1. Disminuir la tensión arterial administrando medicamentos antihipertensivos.

2. Realizar las pruebas diagnósticas necesarias para confirmar o descartar enfermedades primarias que podrían ser la causa de la hipertensión. En algunos casos el tratamiento de la enfermedad subyacente hace desaparecer la hipertensión.

También hay que valorar las complicaciones de la hipertensión en cada unos de los pacientes, para hacer un seguimiento correcto tras instaurar el tratamiento.

La respuesta al tratamiento hipertensivo es muy variable de un paciente a otro y a veces se requiere un tiempo relativamente largo para estabilizarla probando con diferentes fármacos. Se deben efectuar mediciones frecuentes y vigilar la evolución de las lesiones oculares para valorar la respuesta al tratamiento.

En pacientes con insuficiencia renal, es importante vigilar la funcionalidad del riñón, puesto que la hipertensión lesiona los riñones y puede empeorar la insificiencia renal.

En general, la mayorá de los gatos hipertensos pueden tomar alimentos comerciales convencionales.  Evitaremos dietas con alto contenido en sal, así como las golosinas o premios. En algunos casos se recomiendan dietas de prescripción, como en los gatos con insuficiencia renal crónica, en los que a menudo resultan beneficiosas.

Pronóstico:

En los gatos con hipertensión primaria, por lo general es posible gestionar la hipertensión y evitar futuras lesiones.

En los casos de hipertensión secundaria, la perspectiva a largo plazo es muy dependiente de la naturaleza y gravedad de la enfermedad que ha causado la hipertensión arterial. Es importante en todos los casos que la hipertensión se controle con la mayor precisión posible sobre una base regular con el fin de evitar cualquier problema.

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